1. Introducción. 2. Las 12 pautas para dar órdenes eficaces. 3. Conclusión.INDICE:
Introducción
Aprender a dar órdenes, a hacer peticiones o a dar instrucciones es una de las primeras tareas que tienen que aprender los padres en un clima de confianza y respeto.
Es difícil ser padres, esto es un hecho, y nadie nos educa para serlo y esto es una pena. Si nosotros como padres no sabemos cómo actuar, a veces, imagínate el niño.
Es frecuente escuchar a los padres decir que sus hijos no les hacen caso y que se cansan de repetirles las órdenes sin ningún resultado o peor, con el resultado contrario.
Parece entonces, que habría que plantearse, si somos los padres los que formulamos las órdenes de forma incorrecta. ¿Verdad?.
Los padres debemos servir a nuestros hijos de guía y de modelo. Esto significa que debemos guiarles cuando estén confusos y no entiendan bien cómo actuar; y por otro lado, comportarnos cómo nosotros quisiéramos que ellos actuasen, para que vean cómo se hace. Es decir, para actuar de modelos de la conducta adecuada.
Por tanto, el objetivo del artículo es que nos hagamos conscientes, que somos los padres los que tenemos que cambiar algunas estrategias de actuación y algunos hábitos, para que nuestros hijos también logren cambiar.
12 sugerencias muy útiles a saber y aplicar:
- - Llamar por su nombre al niño, estar en la misma habitación, mirarle a los ojos y en tono suave, pero firme, darle la orden, por ej.: “Pepe, recoge tu mochila y cuélgala en tu silla”. No sería válido: “mi cielo, deja de jugar, recoge tus juguetes, ponlos en la caja y vete cariño a la cama ya, por favor”, el niño olvidará todo lo que le dijiste.
- - Emitir instrucciones claras y precisas, para que el niño sepa exactamente qué es lo que hay que hacer. No es lo mismo decir: “arréglate como te he dicho”, que “lávate los dientes y la cara”.
- - Tener coherencia entre los padres. Si entre los padres no hay acuerdo sobre la orden que el niño debe seguir, ¿Cómo quieres que al niño le quede claro lo que debe hacer?. Apoyar siempre las órdenes dadas por la pareja. Aunque no se esté de acuerdo. Delante del niño nunca discutir las órdenes dadas por tu pareja. Luego, cuando el niño no esté, ya habrá tiempo de debatir qué es lo que cada uno cree lo más adecuado para el menor.
- -Tener consistencia en el tiempo. Si un día le dejas comer un chocolate antes de comer y al siguiente le prohibes comer el chocolate antes de comer, no estás siendo consistente, sino que confundirás al niño, que finalmente, hará lo que le de la gana porque habrás perdido tu autoridad para dar órdenes. Hay excepciones y en estos casos se explica bien y no pasa nada. Las excepciones confirman la regla.
- - Utilizar frases cortas, sin sermonear y sin gritar. Sobre todo si tu menor es un adolescente, los sermones es lo peor que puedes utilizar.
- - No humillar, no insultar, no usar el sarcasmo, no comparar y a ser posible decirle la orden con cierta privacidad. No serían válidas: “¿Es tan difícil ordenar tu habitación?”, “¡Todo el mundo hace caso a sus padres menos tú, que eres el más desobediente!”.
- - No realizar la orden en forma de pregunta o sugerencia, para no dar ninguna otra posibilidad al niño. No sería válida: “¿Cuándo vas a tirar la basura?”.
- - Dar pocas órdenes, de una en una y que no se contradigan. Si es necesario dar más de una orden, que estén espaciadas en el tiempo y no vayan seguidas. En general, las órdenes se repiten una sola vez, de forma alta (sin chillar). También, de forma clara y firme. Debes usar también un lenguaje no verbal adecuado. No puedes dar una orden que quieres que se ejecute ya, con sonrisa o actitud lastimosa. El lenguaje no verbal debe acompañar al verbal para reforzar el mensaje.
- - Eludir el contacto físico cuando se formulan peticiones u órdenes. Mientras se da una orden, no se agarra ni se empuja al niño, sino que conviene mantener una discreta distancia. Sí, se puede establecer un contacto físico suave, como por ej.: agarrarle de los hombros o la cara, para asegurarnos que nos está mirando y que va a atender a nuestra petición.
- - Asegurarse que el niño ha entendido la orden. El niño debe haber comprendido tanto la orden como sus consecuencias. Las consecuencias son las acciones que vienen detrás del no cumplimiento de la orden dada. Serían del tipo: “Si…entonces…”. Por ejemplo: “Si no te comes el plato de lentejas, te quedas sin yogurt de chocolate de postre”. Suele ser muy útil hacerle repetir la orden y las consecuencias, como por ej.: “¿me puedes decir lo que te acabo de pedirte?”.
- - Préstales un poco de ayuda inicial, si se ha bloqueado. Y si es de los que comienzan con pataletas, sólo para que él/ella sepa que estás ahí y le apoyas; pero es el menor quien deberá continuar y terminar la orden indicada. Si no cumple con la orden, no podrá realizar la siguiente actividad. Esta ayuda inicial, posteriormente, la iremos quitando, cuando el niño/a se acostumbre a las nuevas estrategias educativas y vaya haciéndonos caso.
- - Reconócele el correcto cumplimiento de la orden justo al terminar de realizarla. No se trata de darle nada material sino un simple: “muy bien”, “estoy contenta por lo bien que lo has hecho”, un beso, un abrazo… Son refuerzos sociales que aumentarán el éxito de nuestra educación.
Conclusión
Se trata, de eliminar las estrategias educativas que no se han mostrado eficaces y sustituirlas por otro tipo de enfoques, que al principio pueden resultar forzados, pero que si se aplican con regularidad, pueden automatizarse y hacerse espontáneos. Al final, llegará un momento que te saldrá sólo y verás que las cosas cambian para bien en tu ambiente familiar y en la relación con tus hijos.
Es verdad, que es difícil cambiar de hábitos, pero la buena noticia es que la recompensa será maravillosa, por tanto, merece la pena intentarlo
Otra cosa, por último, es que tampoco queremos dejar un mensaje de que haya que obsesionarse con ser los padres perfectos. Nadie es perfecto, pero sí que debemos poner en práctica ciertas pautas que se han demostrado que funcionan. Sería una tontería no hacerlo. ¿No crees?.
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Bibliografía:
Adaptado de: “Escuela de padres” 2010. Díaz-Sibaja, M.A., Comeche Moreno, M. I. y Díaz García, M. I..
Imágenes:
Behance, freepik

Maribel Paz
Psicóloga en Madrid.
Especialista y Experta en Terapia de
Parejas, Infantil y de Familia.
Amplia experiencia en Psicología Clínica.
Avalada y acreditada por el
Ministerio de Sanidad.
Nº de Colegiada: M-24840
Esta genial el aporte. Reciba un cordial saludo.
Gracias por tu aporte. Un cordial saludo.
Buenas tardes, tenía dudas si debía darle una oren empezando con «por favor», pero ya entendí que no es necesario, debo darle la orden con voz suave pero firme y con pocas palabras y si no hace caso decirle le recordaría su sanción . Y si hago así y ¿no me hace caso? ¿que hago?
Genial!, veo que has entendido perfectamente. Pues no te queda otra que la sanción, tal y como le habías advertido. Quien avisa no es traidor. Esto hay que hacerlo de forma coherente y sistemática. Además, hay que decirlo de forma firme, seria y casi sin mediar palabra. Por último, inmediatamente después de haber inflingido tu orden.
Saludos