La conciencia plena o mindfulness surge espontáneamente con el modo mental ser, surge cuando aprendemos a prestar atención a las cosas como realmente son, surge al prestar atención a propósito, en el momento presente y sin juzgar.
Con el mindfulness empezamos a ver el mundo tal y como es, no como esperamos que sea, no como queremos que sea ni tampoco como tememos que pueda llegar a ser. Al principio, estas ideas pueden ser demasiados vagas como para captarlas en su totalidad y plenitud; por ello, es preciso experimentarlas, para entenderlas mejor.
Para facilitar el proceso, explicamos el modo mindfulness, el ser, en contraste con el modo hacer. Es decir, tenemos que diferenciar entre el modo mental ser y el modo mental hacer.
Tener presente que el modo hacer, tampoco es un enemigo a derrotar, sino un aliado. Este modo mental sólo se convierte en un problema cuando se ofrece para una tarea que no puede llevar a cabo, como resolver una emoción que nos da problemas. Cuando esto ocurre conviene pasar al modo mental ser. Así que, esto es lo que nos brinda el mindfulness, la capacidad de introducir cambios en lugar de quedarnos atascados en la misma situación, en el mismo modo mental.
Las 7 características o dimensiones de los modos mentales Ser y Hacer
- El Piloto automático VS La Elección consciente.
- El Analizar VS El Sentir.
- El Luchar VS Aceptar
- Ver los pensamientos como algo sólido y real VS Ver los Pensamientos como hechos mentales.
- La Evitación VS El Acercamiento.
- El Viaje mental en el tiempo VS Permanecer en el momento presente.
- Las Actividades agotadoras VS Las Actividades energizantes.
1.Piloto automático VS Elección consciente.
El modo hacer, es el piloto automático. Automatiza nuestra vida mediante hábitos. Es claro que sin la capacidad mental de aprender a partir de la repetición, aún estaríamos intentando recordar cómo se atan los cordones de los zapatos. El problema surge cuando concedemos demasiado control al piloto automático. Es muy fácil acabar haciendo cosas sin conciencia clara de lo que hacemos. Así nos perdemos media vida.
El modo ser, te devuelve una y otra vez a la conciencia plena. Un lugar de elección y resolución. Te deja más tiempo libre. Vuelves a alinear tus intenciones y tus acciones en lugar de dejar que el piloto automático te aparte a un lado. Dejas de malgastar tu tiempo incurriendo en los mismos hábitos de pensamiento y acción que han dejado de servirte hace mucho tiempo. También, acabas dejando de luchar por ciertos objetivos que convendría, quizás, dejar a un lado, al menos de momento. Vuelves a estar plenamente vivo y consciente.
2.Analizar VS Sentir.
El modo hacer, necesita pensar; analiza, recuerda, planifica y compara. Ese es su papel. Muchos de nosotros pasamos mucho tiempo con este modo mental en nuestra cabeza, sin darnos cuenta de lo que ocurre a nuestro alrededor.
El ajetreo desenfrenado del mundo parece absorbernos hasta tal punto de erosionar nuestro sentido de la presencia en el cuerpo, obligándonos a vivir dentro de nuestros pensamientos, en lugar de experimentar el mundo directamente. Estos pensamientos pueden tomar fácilmente una dirección tóxica. Se trata de un peligro omnipresente.
El modo ser, constituye un modo diferente de conocer el mundo. No se trata solo de pensar de forma distinta. Significa recuperar el contacto con los sentidos, ver, escuchar, tocar, oler y saborear las cosas como si fuese la primera vez. Recuperar la auténtica curiosidad por el mundo.
Cuando empiezas a sentir los momentos de la vida cotidiana descubres algo extraordinario; poco a poco vas cultivando un sentido directo e intuitivo de lo que ocurre en tu mundo interior y exterior. Esto ejerce un gran efecto en tu capacidad de prestar atención a las personas y al mundo de manera renovada, sin dar nada por sentado. Esta es la base de la conciencia plena. Despertar a lo que está ocurriendo en tu interior y en el mundo en cada momento.
3.Luchar VS Aceptar
El modo hacer, implica juzgar y comparar el mundo real con el mundo que nos gustaría en nuestros pensamientos y sueños. Limita la atención al hueco entre esos dos mundos. De forma que acabas aplicando una variedad tóxica de perspectiva limitada en la que solo sirve la perfección.
El modo ser, te invita a prescindir de los juicios temporalmente. Consiste en hacerse a un lado, por un momento y observar cómo transcurre la vida, dejando que sea tal cual es durante ese momento de observación. Enfocar un problema o una situación sin ideas preconcebidas, de manera que ya no sientes el impulso de extraer una sola conclusión preconcebida. De este modo evitas cerrarte a tus opciones creativas.
La aceptación plena, no significa que tengas que resignarte a tu destino. Se trata de reconocer que una experiencia está ahí, en este momento, pero en lugar de dejar que se haga con el control de tu vida, el mindfulness te permite observarla de manera simple y compasiva, en lugar de juzgarla, atacarla, discutir con ella o desaprobar su validez.
Esta aceptación radical te permite detener las espirales negativas desde el principio, o si ya han comenzado, reducir su impulso. Te brinda la posibilidad de elegir (de salir de los problemas que se ciernen sobre ti). De este modo aumenta el control sobre tu propia vida. Te permite enfrentarte a los problemas de la manera más eficaz posible y en el momento más adecuado.
4.Ver los pensamientos como algo sólido y real VS Pensamientos como hechos mentales.
En el modo hacer, Las ideas son su moneda de cambio y adquieren valor propio. Se pueden confundir con la realidad. La mente planificadora, la que hace, la del modo mental hacer, piensa y te conducirá adecuadamente a la mayoría de los destinos y no tiene sentido tampoco dudar constantemente de su veracidad. Pero, puede ser un problema p. ej., cuando estás estresado. En estos casos luchas y luchas e ignoras los mensajes de tu cuerpo castigado y de tus amigos íntimos. Aquí tus pensamientos han dejado de servirte y se han convertido en tus amos. Duros e implacables: “voy a volverme loco si sigo con tanto trabajo”, “ Debería encontrar una manera mejor de hacer las cosas”, “ soy débil”, “soy un desastre”…
El modo ser, el mindfulness, nos enseña que los pensamientos son solo pensamientos, que no son hechos reales, sólo existen en tu mente, aunque puedes compartir esos pensamientos con otras personas que piensen como tú. En muchos casos resultan valiosos, pero no son tú o la realidad. Son sólo tus comentarios interiores más o menos continuos, sobre ti mismo, los demás y el mundo. Reconocerlo, te libera de la realidad dislocada que nos construimos mediante preocupaciones interminables, dando vueltas a las cosas, pensando sin parar.
5. Evitación VS Acercamiento.
El modo hacer, resuelve los problemas teniendo en mente los objetivos y los destinos, pero también los antiobjetivos y los lugares a los que no quieres ir. P. ej., cuando conduces desde A hasta B, sí te resulta útil saber los caminos dónde no quieres ir, para evitarlos; pero con el modo mental hacer, p. ej., si intentas resolver el problema del cansancio y del estrés, también, tendrás en la mente lugares que no quieres visitar como el agotamiento, el sentimiento de estar quemado y la depresión. Así empiezas a crear nuevos temores, lo que incrementa tu ansiedad y estrés.
El modo ser, te anima a acercarte a las cosas que te apetece evitar. A interesarte por tus estados mentales más difíciles. El mindfulness no te dice: “no te preocupes”, o “no estés triste”. Reconoce tu miedo y tu tristeza; tu fatiga y tu desgaste; y te anima a dirigirte a esos sentimientos y a las emociones que amenazan con anularte. Este enfoque compasivo, reduce gradualmente el poder de tus sentimientos negativos.
6. Viaje mental en el tiempo VS Permanecer en el momento presente.
El modo hacer si estás estresado, tiende a recordarte el pasado, únicamente las cosas negativas y te cuesta rememorar las positivas. Algo similar ocurre cuando piensas en el futuro. El modo hacer con el estrés, te lleva a pensar que un desastre te espera a la vuelta de la esquina. Te resulta imposible mirar el futuro con optimismo. Se apodera de tu memoria consciente, dejas de tener en cuenta que solo son recuerdos del pasado o planes para el futuro y te pierdes en un viaje mental en el tiempo, pierdes la conexión con el ahora.
Con la dimensión hacer no manejamos bien las emociones problemáticas ya que tendemos a revivir hechos pasados y volvemos a sentir su dolor, revivimos desastres futuros y presentimos su impacto
El modo ser y la meditación entrena a la mente para ver conscientemente los pensamientos a medida que surgen. Esto te permite vivir la vida a medida que se va desarrollando, en el momento presente. No significa que seas un prisionero del presente. Puedes seguir recordando el pasado y planificando el futuro, pero el modo ser te permite verlos tal y como son. El pasado, pasado está, y el futuro se puede predecir, planificar, pero no tenemos una bola de cristal para verlo, con lo cual ya llegará y lo esperaremos desde el presente con optimismo y esperanza. Esta es la mejor manera para estar en la vida y está demostrado.
Con el modo ser ves los recuerdos como recuerdos y los planes como planes. Tener conciencia de que estás recordando o planificando te ayuda a dejar de ser un esclavo de los viajes mentales en el tiempo. Evitas el dolor añadido de revivir el pasado y previvir el futuro.
7. Actividades agotadoras VS Actividades energizantes.
El modo hacer, su piloto automático, no es lo único que te guía, también tiendes a quedarte atrapado en objetivos importantes, laborales, vitales, y en proyectos tan exigentes como el cuidado del hogar, hijos, parientes mayores… Estos objetivos merecen la pena en sí mismos, eso está claro, pero por su naturaleza sumamente exigente resulta tentador concentrarse en ellos y excluir todo lo demás, incluyendo tu propia salud y tu bienestar. Al principio, te dices a ti mismo que tanto ajetreo es temporal. Al final, puedes acabar exhausto, desgastado y al renunciar a las actividades que alimentan tu alma, puedes provocar la desaparición progresiva de tus recursos internos.
El modo ser, restaura el equilibrio ayudándote a sentir con más claridad las cosas que te aportan energía y las que te despojan de tus recursos internos. Te ayuda a sentir la necesidad de tiempo para alimentar tu alma y te brinda el espacio y el valor necesarios para hacerlo. Te ayuda igualmente, a enfrentarte mejor a los aspectos inevitables de la vida, aspectos que pueden llevarse tu energía y tu felicidad innata.
Para concluir, hemos de activar más a menudo la dimensión mental ser, la que nos dice el mindfulness, hemos de empezar a hacer elecciones conscientes y no automáticas; conectarnos con nuestros sentidos corporales y no perdernos en tantos análisis mentales; aceptar las situaciones de la vida y no estar en continua lucha perfeccionista y competitiva; ver los pensamientos como hechos mentales que no reales; acercarnos o hacer frente a los problemas y miedos y no evitarlos y escapar; permanecer en el momento presente y no vivir en el pasado o para el futuro; y por último, no involucrarnos en actividades agotadoras que te roban y anulan la vida sino en actividades energizantes que nos motivan y cargan de vitalidad. La vida te quiere sana, contenta y activa.
Bibliografía:
-Adaptado de «Mindfulness. Guía práctica para encontrar la paz en un mundo frenético». Mark Williams y Dany Penman (2013).
Maribel Paz
Psicóloga en Madrid.
Especialista y Experta en Terapia de
Parejas, Infantil y de Familia.
Amplia experiencia en Psicología Clínica.
Avalada y acreditada por el
Ministerio de Sanidad.
Nº de Colegiada: M-24840