«Siempre estás contigo mismo, así que, es mejor que disfrutes de tu compañía». Von Furstenberg, D.

Terminamos aquí este artículo, basado en el tema de la autoestima (la mejor vacuna para tus hijos/as). Finalizamos con el último punto del índice, que a continuación podrás chequear. Te pongo los links de las anteriores partes por si quieres completar tu lectura. Te pongo otros artículos relacionados con el tema por si te interesara ampliar.

La autoestima, la mejor vacuna para sus hijos. Un escudo protector. Parte 1.

La autoestima, la mejor vacuna para sus hijos. El lenguaje de los padres. Parte 2.

Autoestima, Autonomía y Confianza en los hijos/as. (AAC)

       Índice

1.El poder de los padres.

2.Los padres, un espejo para sus hijos/as.

3.Cómo ser objetivos con los hijos/as.

4.Sepa escuchar a su hijo/a.

5.Sepa aceptar los sentimientos negativos de sus hijos/as.

6.Use el lenguaje de la autoestima con sus hijos.

7.Lenguaje a evitar con los hijos/as.

lenguaje a evitar con los hijos

Lenguaje a evitar con los hijos/as

Hay ciertos estilos de lenguaje que hemos que aprender a evitar, cuando hablamos con nuestros hijos. No sólo por ellos sino por nuestro propio bien. Queremos evitar todo lenguaje que no fomente la autoestima. Lo que es lo mismo, queremos usar un lenguaje de autoestima.

Los 3 estilos principales de lenguaje a evitar con los hijos/as

Cuando corrige a su hijo/a, haga todo lo posible por evitar los siguientes 3 estilos de lenguaje destructivos, corrosivos y tóxicos. Son con toda seguridad una merma para la autoestima de los niños/as, con todo lo que ello conlleva.

1.-El uso de Hipergeneralizaciones: «Tú siempre lo haces mal». «Tú nunca piensas antes de actuar». «Lo único que te preocupan son tus amigos.» Las hipergeneralizaciones no son frases verdaderas porque subrayan la conducta negativa e ignoran la positiva. Finalmente, un niño se creerá la generalización negativa y se sentirá desesperado por no hacer nunca bien las cosas.

2.-El trato silencioso: si está usted enojado, distraído u ocupado, puede ser útil posponer la interacción con sus hijos/as. Asegúrese disponer de un momento con tranquilidad  y exclusividad para hablar del problema que sea con su hijo/a: «Estoy tan enfadado ahora que necesito estar solo un rato. Cuando vuelva y esté más relajado hablaremos».

El negarse a hablar o incluso a mirar a un hijo por su mala conducta, le hace sentir al niño personalmente rechazado, sin modo alguno de compensarlo o hacerlo mejor.

3.-El uso de Amenazas vagas o violentas: «Espera hasta que lleguemos a casa». «Hazlo otra vez y verás lo que te pasa.» «Si te pillo otra vez haciéndolo te rompo el cuello.» «Te voy a dar tales azotes que no te vas a poder sentar en una semana.» Estos tipos de amenazas generan en los niños sentimientos de miedo.

Los niños más pequeños se toman las cosas literalmente, y en su imaginación puede resultar extremadamente temible el acto violento (un cuello roto, un trasero tan dolorido que no pueda sentarse…).

En su pensamiento infantil los niños pequeños piensan que deben ser muy malos para merecer tal castigo

Los niños mayores saben realmente y literalmente que no se les va a hacer eso, y que es una forma exagerada de bromear o amedrentar. De cualquier modo, el niño no aprende nada más que usted está enojado y que él es malo.

El cambiar la forma de aplicar correctivos a sus hijos puede no resultar fácil al principio. Sea también consciente de ello.

Puede ver que sigue usted incurriendo en el mismo antiguo estilo de insultar, juzgar, amenazar o regañar. No se desanime. A medida que se familiarice con el lenguaje de la autoestima, mejorarán sus relaciones con sus hijos y se sentirá cada vez más libre de los antiguos conflictos, impasses y resistencia. Y lo que es más importante su hijo no se resentirá a nivel de autoestima y será más obediente cumpliendo sus órdenes. Hay ejercicios que se pueden hacer para ir practicando y entendiendo más el lenguaje de corrección basado en la autoestima.

regañar a los hijos

La disciplina

La disciplina es cualquier instrucción o entrenamiento que corrige, moldea o perfecciona las facultades mentales o el carácter moral.

Como padre/madre, es usted por definición instructor y formador, y es usted quién enseña a sus hijos/as, la mayoría de las habilidades que necesitan para vivir en el mundo. Algunas de las habilidades básicas que su hijo necesita aprender son:

⇒ El Control de sus impulsos.

⇒ Las Habilidades sociales con los otros.

⇒ LaToma de decisiones propias.

El que usted tenga muchas o pocas reglas importa menos que la forma de presentar y hacer cumplir estas normas o reglas. Las reglas y normas están para cumplirlas y están porque son necesarias para guiarse en convivencia y armonía.

normas y reglas de la autoestima

Es un error pensar que los niños a los que nunca se corrige o limita pueden desarrollar una alta autoestima. De hecho, sucede lo contrario.

Los niños criados sin disciplina tienen una inferior autoestima y tienden a ser más dependientes, rendir menos y sentir que tienen menos control del mundo.

El mundo estará lleno de sorpresas desagradables cuando encuentren la desaprobación de sus maestros y la respuesta cruel de sus compañeros. Estas sorpresas desagradables siempre van a estar ahí y no las podemos evitar. Sus hijos tenderán a estar más ansiosos porque nunca sabrán con exactitud cuáles son los límites y cuándo van a tener problemas (pues incluso los padres más tolerantes verán finalmente agotada su paciencia).

Estos niños a menudo, se sienten no queridos porque carecen de la protección física y emocional de las normas y de las limitaciones:

Protección física y emocional

— El mensaje que le queda al niño/a es: «Si no importa lo que haga, entonces no deben de preocuparse de mí —

La disciplina no tiene que ser una agresión a la autoestima. Puede ser el medio de crear un entorno doméstico seguro y soportante en el que se facilita el aprendizaje.

Empieza a construir una buena relación con sus hijos/as, una relación en la que ellos saben lo que se espera de ellos, y en la que son predecibles, razonables y justas las normas y las consecuencias de la mala conducta o no cumplimiento de las normas.

El castigo está cuestionado

El castigo está cuestionado

castigo

la llave de oro

Los 7 pasos de oro para mantener buena relación con los hijo/as

Para lograr una buena relación con sus hijos, no hay tampoco mucho misterio, ya que puedes conseguirlo utilizando las mismas técnicas de comunicación o habilidades que es conveniente usar con cualquier otra persona cuando se produce algún conflicto personal:

1. No deje aumentar viejos resentimientos.

2. No se martirice o se extienda más allá de lo que consideras cómodo, según tu personalidad para hacer por otro.

3. Comunícate claramente utilizando el lenguaje de la autoestima, sin acusar ni atacar.

4. Evita la lectura mental de las cabezas de los otros: adivinar la motivación o las necesidades de otros es un terreno engañoso y poco comprobable. No entres ahí.

5. Afronte un problema cada vez. Evite acumular problemas.

6. Reconozca los sentimientos, problemas o necesidades de la otra persona. Cada cual tienen los suyos propios.

7. Facilítele hacer las cosas bien. No cree tantos obstáculos. No todos son fácilmente salvables aunque sí lo sean para Usted. Cuando usted facilita a su hijo portarse bien, su autoestima aumenta. Éste aprende a concebirse a sí mismo de forma positiva, como una persona cooperativa y útil, y siente el éxito al ser capaz de complacerle.

expectativas reales hijos

4 sugerencias para cumplir las expectativas con nuestros hijos/as.

Ojo con las falsas o imaginarias expectativas que tenemos sobre los otros porque nos hacen muchas veces perder el norte. He aquí algunas sugerencias que le ayudarán a satisfacer sus expectativas respecto a sus hijos para no sentirse ni frustrado ni enfadado con ellos.

1. Asegúrese de que sus expectativas son razonables y apropiadas a la edad. No es razonable esperar que su hija de 3 años no derrame su bebida. Simplemente, su coordinación no está totalmente desarrollada. Ni debe usted dejar solo en casa todo el fin de semana a su hijo de 12 años; no es razonable que sea capaz de afrontar ese tipo de responsabilidad. El tener expectativas razonables para el nivel de madurez de su hijo evita conflictos y decepciones.

2. Planificar de antemano. Cuando usted sabe que una situación resultará difícil para su hijo, haga lo que pueda para ayudarle a afrontarla. Un largo viaje en coche puede hacerse más llevadero para todos si coge algunos juguetes o comida apropiada. El niño tiene menos probabilidades de mostrarse paciente, complaciente o flexible cuando está cansado o hambriento.

Si usted prevé por adelantado y anticipa sus necesidades, hará más probable la cooperación y todos contentos.


3. Sea claro en sus expectativas. Su hija tiene más probabilidades de satisfacer sus expectativas si usted define claramente el comportamiento que espera de ella, es decir:

Por ejemplo, lo que significa «portarse bien en casa de la abuela»:  Asegúrese de decirle específicamente que no salte en los sillones, no toque las figuras decorativas o no se pelee con su hermano.

4. Céntrese en lo positivo (+). Utilice toda oportunidad que surja, para elogiar y reforzar la «buena conducta» y el esfuerzo de su hijo/a.

Cuando corrige a un hijo, señálele tanto lo bueno como lo malo, pero con tono positivo porque para corregir lo malo el niño tiene que estar motivado con lo bueno que le hemos reforzado con alegría. Se debe quedar con el mensaje de que las cosas las hace bien aunque necesita seguir avanzado.

Reconozca lo que su hijo hizo bien, así como lo que aún tiene que hacer o hizo mal. Si él piensa que ya lo ha conseguido parcialmente, le resultará más fácil esforzarse para hacerlo del todo bien:

«Realmente me gustó tu cuento sobre nuestro viaje, pero tu escritura es difícil de leer. Quiero que la copies otra vez lo mejor que puedas para que tu maestro disfrute leyéndola mañana».

Parece complicado, no? Ahí van unas sugerencias para conseguirlo:

Ofrezca alternativas cuando sea posible.

El ofrecer alternativas da al niño una sensación de control. En consecuencia, se resiste menos: «Tenemos suficiente tiempo para dar otra vuelta antes de volver a casa. Tú decides por donde».

Ofrezca recompensas cuando sea posible.

Conseguir volver a casa un poco más tarde o tomar un postre especial puede ser el incentivo adicional que ayude a un niño a cambiar un viejo mal hábito: «Si te levantas a la hora durante toda la semana, el viernes iremos a tomar un helado gigante», «Si este trimestre puedes mantener el notable, te pagaré la mitad de la excursión de esquí en Navidades».

La meta que ha de alcanzar el niño debe ser asequible con un esfuerzo razonable. Tenemos que ponerle objetivos a corto plazo para que los vaya consiguiendo y se vaya acercando a la meta con experiencia de éxito. La recompensa no ha de ser extravagante. Incluso una estrella dorada o una calcomanía decorativa pueden constituir un incentivo eficaz, según la edad.

Involucre a su hijo en la resolución de problemas.

Piense…¿Cuáles son los problemas de conducta o conflictos crónicos de su familia?…

Dedique un momento, por favor.

En algunas familias, el problema es la hora de dormir, y en otras la rutina matutina de levantar a los niños, vestirlos, desayunar y salir. Algunas familias tienen dificultad en conseguir que los niños terminen los deberes. Otras, tienen conflicto con los niños que se prestan cosas y no las devuelven. Puede haber conflictos acerca del uso del coche, el teléfono o el equipo de música.

A veces, usted puede simplemente pedir a sus hijos si tienen sugerencias sobre cómo se puede resolver un problema. Puede sorprenderse por la creatividad de sus soluciones. Simplemente implicando al niño en el proceso, cambiará su perspectiva sobre el problema y se interesará más en resolverlo.

solución de problemas infantiles

Una Técnica clásica: La tormenta de ideas familiar

Otra forma de implicar a un niño en el proceso de resolución de problemas es mediante una sesión familiar intensiva (sesión de «tormenta de ideas»).

El objetivo de la reunión familiar, debe ser encontrar una solución con la que todos puedan convivir, con lo que la sesión no debe ser un encuentro en el que usted decreta la ley. Incluso puede implicarse a los niños pequeños en este proceso, obteniendo buenos resultados.

1º) Comunique con tiempo a todos los miembros de la familia que usted quiere discutir el problema, y fije una hora en la que puedan estar todos presentes. Sugiera que piensen en el problema antes de la reunión para que puedan estar listos para encontrar una solución.

2º) En la reunión, permita todo el tiempo necesario para que cada familiar presente sus necesidades, incluido usted. No pase demasiado rápido a la solución. Asegúrese de que todo el mundo tiene un turno para hablar. Ponga por escrito todas las sugerencias sin formular juicios. Usted podrá eliminar más tarde las sugerencias no razonables. Si los hijos tienen problemas en arrancar, haga primero unas sugerencias y escríbalas. Dé suficiente tiempo a sus hijos para participar y hacer más larga la lista.

3º) A continuación, ayúdeles a acortar la lista hasta concentrarla en las sugerencias más razonables compartidas por todos. Asegúrese de que en el plan definitivo se expresa todo: el qué, cuándo, dónde, el cómo y el quién de la solución. Esto incluye el curso de conducta a seguir si alguien no sigue el plan. Antes de terminar la sesión, anuncie una nueva reunión un tiempo después (una semana, un mes) para evaluar cómo funciona el plan y para realizar los cambios necesarios.

conversación con hijo

Las consecuencias tras el mal comportamiento.

Las consecuencias naturales y las consecuencias artificiales.

Enseñe a sus hijos los hechos reales de la vida. Enséñale a tus hijos que cada acción tiene sus consecuencias. Si corres demasiado en tu nuevo deportivo, conseguirás una multa. Si insultas a alguien, no querrá ser tu amigo y te evitará. Si llegas tarde a la parada del autobús, porque te distraes con otras cosas, lo perderás. Estas últimas son Las consecuencias naturales, aquellas que no son impuestas por autoridad alguna.

Hay muchos casos en los que permitir que se sigan las consecuencias naturales de la conducta de su hijo es el mejor método de enseñanza. Si su hijo no toma ahora la comida, luego tendrá hambre. Si su hija no estudia, no superará el examen. Si su niño no consigue el aprobado, el entrenador no le mantendrá en el equipo.

Al permitir que se sucedan las consecuencias naturales, no protegiéndoles de ellas, hace usted a su hijo responsable de sus actos y no es usted el malo que castiga, amonesta o sermonea. Usted puede ser incluso simpático y soportante.

Con las consecuencias naturales, su hijo saca el mensaje: «Cuando se actúa de determinada manera, suceden cosas malas o no deseables».

Evitando las consecuencias desagradables a su hijo, usted le impide aprender por sí mismo y le quita todo el incentivo de su cambio conductual.

A veces, no es razonable permitir que tengan lugar determinadas consecuencias naturales, ya que éstas son peligrosas. No puede arriesgarse a que su hijo aprenda mediante las  consecuencias naturales a ponerse en la calzada de una vía muy transitada o a jugar con cerillas. ¡La lección puede ser fatal!.

En éstas y otras situaciones de peligros o situaciones intolerables según principios y valores familiares, en las que no deben producirse las consecuencias naturales, usted como autoridad responsable, tiene que crear las consecuencias artificiales. En este caso es usted, el que dicta que una conducta es inapropiada o inadecuada y no permitida.

consecuencias efectivas y justas para mala conducta

Las 5 reglas para crear unas consecuencias efectivas y justas.

Las siguientes reglas le ayudarán a crear consecuencias efectivas y justas.

seguir reglas

1. Las consecuencias deben ser razonables. Atempere la gravedad de la consecuencia según la importancia de la ofensa. Si su hijo llega media hora tarde, una consecuencia razonable sería que mañana ha de llegar media hora antes. No es razonable que se le prohíba salir durante una semana.

2. La consecuencia debe estar relacionada con el suceso. Si su hijo deja su bicicleta a la intemperie mientras llueve, la consecuencia será más efectiva si está relacionada con el uso de la bicicleta que con el uso del teléfono o de cualquier otra cosa no relacionada con la bici.

3. Las consecuencias deben producirse con proximidad temporal a los hechos. Limite la televisión a su hijo la misma noche que éste pierde la mochila con sus deberes, no una semana después.

4. Las consecuencias han de reforzarse de forma congruente. Ésta es probablemente la regla más difícil, pero la más esencial. Si sus hijos saben que es incongruente, no estarán motivados a cambiar de conducta. Si su hijo corretea por el restaurante molestando a todo el mundo, dígale claramente qué se marcharán. ¡Y hágalo!. Esto es ser congruente. Probablemente sólo tendrá que pasar esta molestia una vez o quizás un par de veces, antes que la conducta de su hijo deje de ser problemática en esas ocasiones. Su hijo/a sabrá claramente que cuando le advierte algo, se cumple, sin más.

Decida ser congruente incluso cuando esté cansado/a, aun cuando estén de visita los abuelos, aun cuando esté al teléfono. En todas las circunstancias.

El elegir las consecuencias razonables de antemano, cuando esté tranquilo y no enfadado, le facilitarán tener un comportamiento congruente. 
Es decir, usted ya sale de casa con la idea, que si su hijo la monta en el restaurante, se irán a casa y punto. No hay nada que pensar ya.  Cuando su hijo monte la escena, ya sabrá rápidamente lo que va a hacer.

5. Las consecuencias han de entenderse de antemano tanto por usted como por sus hijos/as. Estos así pueden asumir la responsabilidad de sus propios actos, y usted se alivia de la presión de crear consecuencias razonables cuando está estresado o enfadado. Es decir, se advierte previamente al niño, lo que sucederá ante los hechos no permitidos. Todo el mundo sabe a qué atenerse porque todo está claro de antemano, y nadie queda decepcionado. Si no se porta bien en el restaurante la consecuencia es que ya no estará en el restaurante con mamá y papá y éstos se enfadarán porque el pacto acordado lo ha roto.

El permitir a sus hijos experimentar las consecuencias de sus actos les enseña a asumir la responsabilidad de lo que hacen.

El asumir responsabilidad fomenta la autoestima porque permite un mejor control de sí mismos.

El niño no es atacado o sermoneado y no ha de sentirse culpable. Su relación con su hijo no se ve cortada. Usted le acepta y se preocupa por él aun cuando haya cometido un error. Se advierte con infringir las normas y con las consecuencias a pagar. Si se infringe la norma se pagan las consecuencias y punto. Ya no se habla más del tema. Todo el mundo ha actuado sabiendo a qué atenerse y de forma efectiva y justa.

Niño feliz

Si ves que tienes problemas para disciplinar y corregir a tus hijos y además, piensas que la autoestima de ellos no es alta.   Pincha aquí y contacta con nosotros.

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Bibliografía:

-“Autoestima. Evaluación y mejora”.  McKay, M. & Fanning, P. (1987)

Imágenes:www.freepik.com

Maribel Paz

Maribel Paz

Psicóloga en Madrid.
Especialista y Experta en Terapia de
Parejas, Infantil y de Familia.
Amplia experiencia en Psicología Clínica.
Avalada y acreditada por el
Ministerio de Sanidad.
Nº de Colegiada: M-24840

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